Alternativos del Tolima al próximo Congreso

Deben ser conscientes de la importancia del voto para una renovación política regional, analizando sigilosamente los discursos populistas adornados con falsas promesas de empleo, en la ostentación de eventos de campaña en los sectores populares, con la cínica e hipócrita «palmadita en el hombro» con foto incluida.

Alternativos del Tolima al próximo Congreso

Columnista:

Nelson Alexander Lugo Núñez 

 

El año 2022 será decisivo para el país en la búsqueda de un cambio político que plantean los verdaderos partidos alternativos y no de aquellos que apoyan «al profe» observador de ballenas. En primer lugar, promover la movilización social hacia el pacto histórico con el objetivo de obtener 55 senadores y 86 representantes a la Cámara en el Congreso de la República y en segundo lugar, las presidenciales, combatir las alianzas clientelistas promovidas por la mermelada Duque-Uribe y corruptas con los 'Narcos Ñeñes', en torno a los jefes de los clanes de los partidos políticos patrocinados por los grandes conglomerados financieros pertenecientes a las familias más voraces del erario del Estado.

El pacto histórico, debe motivar a los colombianos que hacen parte de las ciudadanías libres, en organizar procesos de liderazgos políticos en cada una de las veredas, barrios, y comunas de los municipios, dejando atrás egos en los departamentos, para no continuar con el centralismo en Bogotá, como hacen los clanes políticos aliados del Gobierno nacional.

Esto es, en palabras de algunos expertos, «desbogotanizar» el Congreso de la República, con la finalidad de obtener el principal objetivo: la verdadera renovación política. Solo basta con mirar a Tolima, huérfano de una estructura política en los 47 municipios por parte de los alternativos; situación que los pone en desventaja para lograr el objetivo planteado de 55-86, al no tener líderes con proyección regional que puedan ser potenciales candidatos que compitan con los que integrarán las listas de los partidos tradicionales al Congreso, tal y como se evidenció en las elecciones legislativas de marzo de 2018, donde la lista de los Decentes solo obtuvo 23 545 votos y la coalición Alianza Verde–Polo Democrático logró 21 848 votos.                         

Mientras tanto, los dirigentes de los partidos tradicionales son expertos en despertar emociones enfocadas hacia el fanatismo y sectarismo en sus potenciales electores con falsas promesas de empleo en tiempo preelectoral, en un departamento que tiene la ciudad capital ocupando los primeros puestos en el país con la mayor tasa de desempleo por más de veinte años de acuerdo al boletín histórico de mercado laboral del DANE.

Por tal motivo, sus estrategias están en organizar sus listas al Congreso con cálculos de votos obtenidos por políticos mañosos elegidos en anteriores contiendas electorales, la visibilización de exfuncionarios en alcaldías y la Gobernación del Tolima que han ocupado cargos directivos, al igual que la invitación a empresarios aliados que buscan un aval para dar a conocer sus nombres en la política, todo esto con el respaldo cómplice de los medios de comunicación corporativos del Tolima, que se evidencian en las entrevistas al estilo de Vicky Dávila, a candidatos de su mayor preferencia, olvidando las propuestas incumplidas que les hicieron a sus oyentes y lectores en cada periodo electoral.

Ante la situación de desempleo en los municipios, es probable que los electores tolimenses estén más inclinados hacia los partidos tradicionales, por la influencia burocrática obtenida en las pasadas elecciones regionales de 2019 por los clanes políticos, incluida la Universidad del Tolima, la nociva cultura de la compra-venta de votos en los municipios más deprimidos del departamento y pagos de favores hacia los contratistas patrocinadores de dichas campañas mediante los principales contratos de infraestructura. Repitiéndose el círculo del clientelismo y la corrupción que ha generado atraso en todos los aspectos en el departamento.

Por otra parte, una nueva variante en la conformación de listas al Congreso de la República, es la paridad de género. Para nadie es un secreto que los partidos tradicionales y alternativos a nivel nacional están bajo la dirección de hombres, a excepción del Partido de la U y el Movimiento Político MAIS. Aunque se esté promoviendo la participación de las mujeres en la arena política, queda la incertidumbre del aval para aquellas que lideran procesos sociales de base en cada territorio, a fin de competir en igualdad de condiciones en contiendas electorales, no solo es por la carente formación y estructura política, sino por el condicionante económico para solventar los gastos que demanda una campaña.

¿Por qué la apetencia de los «clanes políticos» del Tolima para lograr ser elegidos como congresistas? Desde mi perspectiva, es por el roce social con los otros clanes políticos del país, recibir beneficios de acuerdos políticos con el Gobierno nacional y de mantenerse en el poder al medir su pulso contra sus contendores, con el ingrediente primordial “la mermelada” reflejada en la burocracia y contratación estatal que les permite obtener el músculo financiero con la maquinaria bien aceitada para sus próximas campañas.

En definitiva, solo me queda decir a la juventud, a los apáticos de la política y a los colectivos de mujeres del Tolima ser conscientes de la importancia de su voto para comenzar la verdadera renovación política regional, analizando sigilosamente los discursos populistas adornados con falsas promesas de empleo, en la ostentación de eventos de campaña en los sectores populares, con la cínica e hipócrita «palmadita en el hombro» con foto incluida, que les ha funcionado por años a los clanes políticos para perpetuarse en el poder regional. Un claro ejemplo, es el próximo Gerlein tolimense, el congresista Jaime Yepes del Partido de la U, si llegase por quinta vez a la Cámara de Representantes en el 2022.

Entre el 2021 y el 2022 se tendrán unas situaciones particulares para definir a los próximos congresistas, como la coyuntura de la pandemia COVID-19, la desviación descarada de los recursos producto del empréstito otorgado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) junto a las ayudas internacionales de las cuales no se tiene informe alguno por parte de los Ministerios de Salud y Hacienda como también, del subpresidente Duque, excusándose en una presunta cláusula de confidencialidad en los contratos, cuando en estos no se pueden estipular por ser de interés público.

En tercer lugar, el cambio de la forma presencial de hacer política con el objetivo de persuadir a los electores, en el caso de los partidos tradicionales acostumbrados a la ostentación de sus campañas con la cínica e hipócrita «palmadita en el hombro» al elector ingenuo con foto incluida y los verdaderos alternativos mediante reuniones en casas de familias, parques, entrega de volantes en semáforos y buses; al pasar indiscutiblemente a la virtualidad en la forma de mostrar su imagen de campaña usando las redes sociales con mayor relevancia, donde los partidos tradicionales invertirán grandes sumas de dinero provenientes de contratistas de obras estatales, de empresarios non santos y de los narcos Ñeñes–narcos fantasmas, mediante la nueva modalidad de dar regalos por correspondencia.

Ahora, si miramos el surgimiento político de algunas mujeres en el Tolima, esto sucede en las toldas de los partidos tradicionales bajo los lineamientos del clan político dominante, un claro ejemplo es la actual representante a la cámara Adriana Magaly Matiz del Partido Conservador y la diputada por el Tolima Rosmery Martínez por Cambio Radical.

La estrategia que están realizando el grupo del senador Miguel Barreto del Partido Conservador y el representante a la cámara Jaime Yepes del Partido de la U en la selección de mujeres como candidatas a la Cámara para la suma de votos en sus listas, de esta manera mantener su actual curul respectivamente.

Tolima desde hace ya dos décadas no figura en el plano nacional, desde el liderazgo político de los «dirigentes» de los partidos tradicionales y alternativos. El discurso de los candidatos y las candidatas independientemente de su inclinación ideológica, son expresados como si fueran producción en serie, teniendo en cuenta que solo apelan a los sentimientos de los electores.

El Partido Liberal no cuenta con la misma fuerza política de hace unos años para poder llegar al Congreso, tanto para Cámara como para Senado. Recordemos que en las elecciones de 2018 Ángel María Gaitán logró una curul raspando por la baja votación de lista de aspirante a la Cámara de Representantes en vista de que sus dirigentes han convertido el partido de los trapos rojos en una empresa clientelista, preocupada por el umbral y número de curules, que busca la representatividad popular de los tolimenses mediante una agenda legislativa sin mayor trascendencia en el Congreso. 

 

Ilustración cortesía de Transnational Institute

Fuente:

https://www.colombia.com/elecciones/2018/resultados/camara.aspx?C=CA&D=29

Comparte:
Autor: Nelson Alexander Lugo Núñez Economista - Fundador medio alternativo @eltamalnews

Artículos relacionados