Colombia, el verdadero Edén

Si logramos ser potencia turística, acabaremos con bastantes problemas naturales; por ejemplo, la deforestación, que a mi pensar, se acabará debido a que si no hay naturaleza, los ciudadanos de otros países no vendrán y la economía perderá su rumbo.

Colombia, el verdadero Edén

Columnista:

Lucas Felipe Lara Beltrán 

 

Colombia es un paraíso, pero lastimosamente la referencia que tienen de nosotros en el extranjero es que somos narcotraficantes y ladrones, por culpa de unos pocos. A mi parecer, nos podemos volver potencia turística e incluso, mundial, si logramos cambiar la forma en la que nos ven los demás países.

¿Por qué Colombia puede ser potencia turística? Hacemos parte de los 5 países con páramos, contamos con el 50 % de ellos en el mundo, y tenemos el más grande; tenemos 2 mares, alrededor de 300 playas, 6 nevados, parte del Amazonas pertenece a Colombia, más de 50 000 mil especies registradas, el segundo país con más biodiversidad del mundo. Es decir, Colombia es el verdadero Edén.

Si logramos ser potencia turística, acabaremos con bastantes problemas naturales; por ejemplo, la deforestación, que a mi pensar, se acabará debido a que si no hay naturaleza, los ciudadanos de otros países no vendrán y la economía perderá su rumbo.

Aunque de forma lamentable, vendieron el 61 % del oro en Colombia; han deforestado alrededor de 64 000 hectáreas de bosque en la región amazónica; están intentando hacer otra represa en el páramo de Chingaza, lo que significaría desplazar animales y dañar parte del páramo; vendieron el páramo de Santurbán a Emiratos Árabes; firmaron un piloto de fracking en el valle Medio del Magdalena; entre otros proyectos que le hacen, le harán o le podrían hacer daño al país y al mundo.

Aunque el fin de esta columna no es mostrar el daño que le están y le estamos haciendo a la naturaleza, me pareció importante resaltar este punto, para que tomemos conciencia del paraíso en el que vivimos, y en que debemos tomar acciones; por varias décadas nos han enseñado a tomar conciencia, mas no acciones, que es lo importante para revertir esta situación. La sola toma de conciencia no nos ha llevado a ningún lugar.

Lo que a mi parecer hizo que Colombia perdiera el rumbo fue la colonización y la imposición del cristianismo y catolicismo. Esto lo digo, ya que antes de la colonización nuestros antepasados le rendían cultos a la Pachamama. Últimamente, estos rituales se han ido perdiendo debido a que nuestro territorio pasó de ser un pueblo indígena a un pueblo católico, lo que lleva a que en esta religión no se le rinda el culto merecido a la madre naturaleza y por esta razón no le vemos tanta importancia.

No sé si perdimos la cultura de agradecer a la naturaleza por el catolicismo o por otra razón; de lo que sí estoy seguro es que desde la colonización Colombia perdió su esencia. Antes de la colonización, los indígenas eran cuidadores de la naturaleza y le agradecían a ella por todo lo que nos ha dado. Pero desde la colonización nos hemos vuelto un país capitalista, consumista y poco conscientes con el medio ambiente.

Dejando de lado las críticas por la destrucción del medio ambiente voy a seguir con el fin de la columna, que es destacar y alabar a Colombia por tanta naturaleza tan hermosa; cuenta con productos como el café, del que obtenemos el tinto. En una mañana, por ejemplo, despertar en Güicán y ver esas montañas cubiertas de nieve y al lado tener un café para contrarrestar el frio es un lujo que no muchos países se pueden dar. O estar en las playas del Tayrona y dormir viendo una noche estrellada y despertar con el Sol pegándote en la cara y con el sonido de las olas es un placer que no todos pueden disfrutar.

Como último ejemplo, ir al parque Chingaza y encontrarse con osos andinos, venados, cóndores, águilas, pumas, tucanes, tigrillos o monos, o ir a la Sierra Nevada de Santa Marta y encontrarse con puercoespines, osos hormigueros, ardillas, monos y, tal vez, ocelotes es una maravilla. Colombia necesita, es que seamos más reservados y cuidadosos con las zonas turísticas, pues cuando hay personas, las especies nativas se sienten amenazadas y se deben desplazar a otros lugares, que al no ser su hábitat natural; no se podrán reproducir, hasta el punto de llegar a extinguirse.  

Fotografía cortesía de: Culture trip

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Autor: Lucas Felipe Lara Beltrán

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