El legado Invaluable de Martha Bossio

Martha Bossio era periodista, escribió para la revista Semana y para el Espectador, pero sin duda, su máxima pasión fue escribir historias, podría decirse que fue la más destacada adaptadora de la televisión colombiana.

El legado Invaluable de Martha Bossio

Columnista:

Javier Hernando Santamaría

 

El nombre de Martha Bossio se hizo rutilante en la década de los años ochenta cuando irrumpió en la pantalla chica con una adaptación de la novela Pero sigo siendo el Rey, de la autoría del escritor David Sánchez Juliao; la telenovela del mismo nombre rompió por completo los esquemas del melodrama clásico, al cual la teleaudiencia colombiana estaba acostumbrada hasta ese momento.

Y es que esta sátira televisiva al machismo latinoamericano, aderezada de música ranchera, logró centrar toda la atención pese a las consecuentes críticas que se sobrevinieron por esta osadía, considerada como descabellada afrenta, por muchos amantes de los melodramas rosas, y que aún después del paso inexorable de los años, se encumbra como uno de los clásicos destacables de nuestra televisión.

De nuevo, en 1986, doña Martha Bossio sedujo a los colombianos con una historia de amor, basada en otro libro de Sánchez Juliao llamado “El Flechas”, y que, como telenovela, se convirtió en la exitosa producción Gallito Ramírez, el trampolín al estrellato de la pareja protagónica integrada por Carlos Vives y Margarita Rosa de Francisco.

Martha Bossio era periodista, escribió para la revista Semana y para el Espectador, pero sin duda, su máxima pasión fue escribir historias, podría decirse que fue la más destacada adaptadora de la televisión colombiana.

Sus intentos como libretista original no fueron muy afortunados, telenovelas como Notas de Sociedad e Inseparables, no fueron recibidas con la misma receptividad de adaptaciones como La casa de las dos palmas, La otra raya del tigre, El bazar de los idiotas y La mala hierba.

Perteneció Martha Bossio a ese selecto y destacado grupo de libretistas originales que con su prolífico talento consolidaron la llamada época dorada de la televisión colombiana; con ella se encontraban el maestro Bernardo Romero Pereiro y también el llamado señor del misterio, Don Julio Jiménez, quienes entretuvieron a varias generaciones con sus característicos estilos e historias.

Ellos eran reina y reyes de la dramaturgia televisiva por allá en las décadas de los años ochenta y gran parte de los noventa, muy respetados en las programadoras, sus directivos se disputaban el poder contar con ellos en su nómina de talentos.

Sin embargo, tras la transición de la televisión pública a la privada, las reglas del juego cambiaron radicalmente, obligando a los directivos de los dos canales privados a conformar grupos o talleres creativos, con los cuales empezar a nutrir con urgencia sus parrillas televisivas.

Entraron en escena los dialoguistas y argumentistas, trabajando todos al unísono sobre los proyectos aprobados por las altas directivas, escribiendo a ritmo forzado a cuatro y ocho manos, bajo la guía de un libretista líder, con cierta experiencia y reconocimiento en el medio.

Se replanteó de esta manera la figura del escritor original, acostumbrados a trabajar solos, y especialmente a tener libre albedrío sobre sus historias, lo que hizo algo traumático para doña Martha Bossio adaptarse a escribir bajo estas reglas, impuestas hasta hoy, por esa abrupta transición a la televisión privada.

Tomó entonces doña Martha Bossio la decisión de dedicarse a la docencia, labor que también disfrutaba grandemente, nunca fue egoísta compartiendo su vasto conocimiento acumulado durante tantos años trabajando en televisión, siempre se mantuvo equilibrada, y nunca dejó que el ego predominara en su importante trayectoria como escritora y docente.

Muy tímidamente se adhirió a las redes sociales, donde interactuaba con sus alumnos, gente del medio, y algunos seguidores de su trabajo, a quienes tras un filtro que aplicaba a su criterio, aceptaba en su perfil, dentro de los que me contaba yo mismo, teniendo la oportunidad de entablar algunas eventuales charlas virtuales con ella, quien siempre mostró su gratitud hacia quienes destacábamos su trabajo, y rememoramos de manera permanente todas esas producciones, en las que ella y sus colegas mencionados, tuvieron un importante aporte.

Se va una maestra de maestras, total agradecimiento por aportar tan generosamente al entretenimiento de los colombianos, nos queda tu perenne legado… buen viaje Martha Bossio.

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