Familia Gilinsky compró el periódico El País

El «oficio más bello del mundo» hace rato perdió su belleza y dignidad. Paz en su tumba. 

Familia Gilinsky compró el periódico El País

Columnista:

Germán Ayala Osorio 

 

Con la compra del periódico El País, la familia Gilinsky le apuesta a convertir el señalado medio en una plataforma informativa que complemente el trabajo periodístico, político, propagandístico y editorial que viene realizando la Revista Semana a nivel nacional. Es decir, la poderosa familia caleña usará el reconocimiento que aún le queda al diario conservador en Cali y en el departamento, para tratar de imponerle a las audiencias que lo consumen, los candidatos a la Alcaldía de dicha ciudad y a la Gobernación del Valle del Cauca que son del gusto de los sectores de la derecha regional, conectados, por supuesto, con la élite del «viejo» régimen, con presencia en Bogotá.

La derecha ya tiene entre sus haberes a El Tiempo, El Colombiano, Semana y noticieros como RCN, Caracol y CM&, lo que sin duda constituye una constelación de medios con los que buscarán posicionar a sus candidatos y alcanzar las victorias electorales en las regiones en las que hay evidentes simpatías hacia el proyecto político que lidera Gustavo Petro o en aquellas que tuvieron un comportamiento «subversivo» durante las movilizaciones de 2021, dadas en el marco de lo que se conoce como el estallido social.

Así las cosas, la pluralidad informativa que debía derivarse de la operación de un régimen democrático, termina siendo una utopía y el mejor escenario para que esos medios hegemónicos manipulen los hechos y nuevamente insistan en narrativas como el «comunismo», el «castrochavismo» y la perversa relación que estableció recientemente Álvaro Uribe Vélez entre «terrorismo y populismo de izquierda».

Bajo esas circunstancias, el oficio periodístico perderá credibilidad o esta se reducirá a los ámbitos sociales en los que la información publicada circulará antes y durante el escenario electoral que se avecina. Sin duda alguna, estamos en la antesala de una lucha a muerte entre la derecha y la izquierda que representa el Pacto Histórico.

La derecha regional y nacional saben que no basta con informar apelando al formato tradicional de los medios masivos. Muy seguramente apelarán a las redes sociales para posicionar sus narrativas, pero la matriz de lo que van a decir y a ocultar está representada en la operación de los medios arriba señalados. Como los objetivos electorales son la prioridad, el equilibrio informativo, la ética periodística y la responsabilidad social pasarán a un segundo plano. De hecho, Semana y El Tiempo hace rato vienen recorriendo esos oscuros caminos que solo sirven para convertir a los periodistas en estafetas y a los medios en ruedas de transmisión.

Después de las elecciones veremos quiénes ganaron o perdieron en términos políticos y electorales. En términos periodísticos no hay que esperar a que llegue el final de las elecciones regionales, pues el «oficio más bello del mundo» hace rato perdió su belleza y dignidad. Paz en su tumba. 

Comparte:

Artículos relacionados