Gobierno y prensa están madurando a Tomás Uribe como nuevo Mesías

Veremos más adelante qué resultados político electorales les deja el jueguito a la familia Uribe y a su micro empresa electoral, conocida como el Centro Democrático.

Gobierno y prensa están madurando a Tomás Uribe como nuevo Mesías

Columnista:

Germán Ayala Osorio

 

La Gran Prensa colombiana asumió, desde hace días, la tarea de “madurar”, a punta de papel periódico, al hijo de Uribe como el “Nuevo Mesías”. Y para hacerlo, contó con la colaboración del subpresidente Iván Duque Márquez, quien acaba de reunirse con Tomás Uribe Moreno, para discutir asuntos relacionados con el proyecto de Reforma Tributaria. Es decir, el hijo del dueño del Centro Democrático (CD) que jamás administró una caseta de peaje, o un parque de diversiones, es hoy un experto en temas tributarios, hasta el punto de estar en capacidad de hacerle recomendaciones al inexperto e insustancial huésped de la Casa de Nariño. Sin duda, una oda a la improvisación y al juego político-electoral conocido como «el policía bueno y el policía malo».

Si por algo se distinguen los seguidores, militantes y miembros del Centro Democrático (CD) es por jugar al «policía bueno y al policía malo». Se trata de una estratagema política y electoral a la que apelan para engañar incautos, pero también para medir si los niveles de ingenuidad de la comunidad de borregos que los siguen, están intactos.

El Gobierno de Duque y el dueño del CD, al ver que los eufemismos no les están funcionando para encubrir su violenta y regresiva Reforma Tributaria, entonces pusieron en marcha la treta acostumbrada, con un diferencial en relación con las otras ocasiones en las que jugaron a lo mismo: esta vez, con la idea de posicionar como el “salvador de los pobres y de la clase media”, a Tomás Uribe, un joven arrogante, desmañado e ignorante en el manejo de los asuntos del Estado; convertido hoy en la única esperanza que tiene el “uribismo” de salvar los muebles, ante la desastrosa, siniestra y aciaga administración de Iván Duque Márquez, el ungido por Uribe, el papá de Tomás.

Es decir, Tomás Uribe Moreno, como el “Nuevo Mesías” que la prensa ya adoptó, pretende “salvar a los pobres y a la clase media”, víctimas  de Iván Duque, proclamado por el propio expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez, como su sucesor. ¡Hágame el… favor!

A lo anterior se suma que varios miembros del CD ya salieron a decir que no apoyan la reforma tributaria que proponen Iván Duque y el Ministro de Hacienda, el de los Bonos de Agua, Alberto Carrasquilla, por considerarla inoportuna y regresiva. Y, por supuesto, a regañadientes unos y otros, con total beneplácito, aplauden la idea de que el vástago del latifundista nacido en Salgar asuma las riendas de este platanal con bandera en el que convirtió a Colombia el imputado exsenador de la República, desde 2002.

De ese nivel es el desespero del régimen Uribe-Duque-Sarmiento ante el fortalecimiento de la figura de Gustavo Petro, como el único capaz de frenar a Sergio Fajardo Valderrama, en su desesperada carrera por llegar a la Casa de Nariño, con el apoyo del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) y otros sectores de poder económico y político. Huelga recordar que Fajardo es un consumado uribista. 

Veremos más adelante qué resultados político electorales les dejó el jueguito a la familia Uribe y a su micro empresa electoral, conocida como el Centro Democrático. La misma que por estos días parece más bien una Sala Cuna en donde se crían y se levantan los próximos elegidos o predestinados por el Gran Capataz para asumir el control del platanal.

 

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