Iván Duque e Iván Mordisco: enemigos de paz

Iván Duque Márquez pasará a la historia como uno más de los enemigos de la paz y la reconciliación en Colombia. 

Iván Duque e Iván Mordisco: enemigos de paz

Columnista:

Germán Ayala Osorio

 

Duque Márquez, como obediente ficha del expresidente Uribe, hizo todo lo que le mandaron para hacer trizas la paz: objetó la norma que daba vida a la JEP, se opuso a las 16 curules transitorias; se prestó, según las últimas denuncias, para que otros, y al parecer incluida su propia madre, saquearan los recursos económicos recibidos de varios países donantes. Atacó a los magistrados de la Jurisdicción Especial de Paz y a los comparecientes. Además, no hizo nada para evitar que la cifra de excombatientes asesinados llegara a los 330. Ralentizó el proceso de implementación del Acuerdo de Paz. Así, el fatuo, obsecuente e infantil presidente de Colombia, desde la legalidad, atacó el tratado de paz de La Habana, entendido como una política de paz de Estado. Es decir, desde la propia Casa de Nariño se atacó a una política estatal y lo hizo a través de su ignominiosa Paz con Legalidad.

Del lado de aquellos que aún insisten en el camino de las armas y actúan como enemigos de la paz y la reconciliación, Iván Duque Márquez cuenta con un par. Se trata de “Iván Mordisco” o Néstor Gregorio Vera Fernández. El disidente fariano, Iván Mordisco, comparte con el saliente presidente, el haber liderado acciones conducentes a hacer fracasar el anhelo de paz.

Tanto Iván Mordisco como Iván Duque pasarán a la historia como los dos más grandes enemigos de la paz. El primero, en su condición de disidente y el segundo, mínimamente, como negligente. Aunque ya sabemos que Duque hizo más desde la legalidad para torpedear el proceso de implementación del acuerdo de paz que se logró en Cuba.

Si se confirma la muerte del criminal disidente, ocurrida al parecer en un feroz bombardeo oficial en el que murieron dos niñas, estaremos ante un hecho de guerra que, en lugar de aportar a la paz, profundiza la venganza y el odio en quienes aún insisten en el camino de la guerra. Muerto o no, Iván Mordisco, desde la ilegalidad, aportó lo que como combatiente podía aportar: muerte, desazón, criminalidad y violencia.

A partir del 7 de agosto, en su condición de expresidente, Iván Duque Márquez tendrá el lugar en la historia que se ganó en cuatro años: enemigo de la paz, desde la legalidad y la institucionalidad estatal.

Al disidente, si de verdad fue asesinado por las bombas oficiales, paz en su tumba. Al expresidente, larga vida a él, y en particular al remoquete de enemigo de la paz que se ganó a pulso. ¡Ajúa!

 

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