La cadena perpetua como placebo

Hace un par de semanas fue sancionada la ley que instaura la cadena perpetua para violadores y asesinos de niños en Colombia. En contra de toda evidencia, esta ley se le vende a la opinión pública como la solución a la prevalencia de los casos de violencia sexual contra menores.

La cadena perpetua como placebo

Autor:

Kevin Pérez Díaz

 

El caso reciente de abuso sexual a varios niños en un jardín infantil en Medellín es una muestra de las dificultades en la prevención, el tratamiento y la judicialización del abuso sexual a menores: los niños y niñas fueron abusados durante ocho meses sin que el abusador fuera descubierto y solamente 16 días después de la primera denuncia se ordenó su captura [1].

No sirve de nada endurecer las penas mientras el sistema no prevenga la comisión del delito ni reaccione de forma rápida para evitar la revictimización y la evasión de la justicia. Conocer las cifras al respecto y las respuestas que ha dado la ciencia permite entender dónde está el verdadero problema y hacia dónde deben apuntar las soluciones.

Las cifras son inauditas: en Colombia solamente el 22 % de las víctimas de agresión sexual denuncia a sus agresores [2], el 98 % de los casos de violencia sexual en menores de edad están en impunidad [3] y en la mayoría de estos el agresor hace parte de su núcleo familiar o de su círculo cercano [4].

Cada vez que se presenta una de estas situaciones atroces vuelve a ponerse sobre la mesa el debate alrededor del endurecimiento de las penas. Pero ni siquiera cuando se trata de un hecho significativo, como el de los niños en Medellín, que genera tanta conmoción en la opinión pública, se logra avanzar en la identificación de las verdaderas causas para llegar hacia las soluciones efectivas.

Se cree, erróneamente, que el aumento de las penas se traduce en reducción de los delitos. Pero no. La evidencia fáctica y científica muestra lo contrario. Es por esto por lo que los casos se siguen repitiendo con increíble frecuencia.

Un estudio llevado a cabo por Robert G. Lawson, publicado en la revista Kentucky Law Journal de Estados Unidos [5], concluyó que «la mayoría de criminales potenciales cree que no será arrestado, por lo que el tiempo de sentencia es irrelevante para disuadirlos de cometer ilícitos» [6].

Asimismo, de acuerdo con un artículo del criminólogo Daniel S. Nagin, publicado en la Universidad de Heinz, la evidencia muestra que es el aumento de la probabilidad de aprehensión lo que tiene mayor efecto disuasorio para la comisión de crímenes y no la gravedad o el aumento de las penas [7]. Lo que se suma a un estudio de Giovanni Mastrobuoni y David Rivers, publicado en The Economist, que expuso que los potenciales criminales se preocupan menos por el futuro que las personas promedio [8].

Como estos hay un sinnúmero de estudios científicos que demuestran que el endurecimiento de las penas es inútil; y que, en cambio, el problema radica en la incapacidad del sistema para educar a los padres y niños en la identificación de los rasgos o factores que indican violencia sexual y la falta de rigor judicial que hace que la mayoría de los casos denunciados queden en total impunidad.

Entonces, si el fin primario es proteger a los niños, niñas y adolescentes, ¿por qué se insiste en medidas que no van a reducir la comisión de estos delitos?

Mientras el Congreso de la República dedica tiempo a este tipo de medidas placebo, siguen estando pendientes las reformas tendientes a darle al sistema las herramientas y capacidades para prevenir la agresión sexual a menores y para evitar que la mayoría de los casos queden en la impunidad. De nada sirve aumentar penas cuando un enorme porcentaje de las violaciones ni siquiera llegan a ser denunciadas.

Y así, quienes están obligados a generar y emprender las políticas criminales, le mienten al ciudadano de a pie que no tiene por qué entender las cuestiones complejas de la criminología y de la teoría del delito, haciéndoles creer que aumentar penas previene y disminuye los delitos.

 

Posdata. Ni hablar de la afrenta que representa la cadena perpetua para la Constitución. A toda la inocuidad de esta medida se le debe sumar que va en contra de varios preceptos constitucionales que la hacen inviable y que, irremediablemente, harán que la Corte Constitucional la derogue.

 

Fuentes:

  1. Los hechos que desencadenaron las denuncias de abuso sexual en jardín de Medellín. https://www.elespectador.com/colombia/medellin/los-hechos-que-desencadenaron-las-denuncias-de-abuso-sexual-en-jardin-de-medellin/.
  2. El costo de denunciar a un agresor sexual. https://www.elespectador.com/salud/el-costo-de-denunciar-a-un-agresor-sexual-article-818016/.
  3. Colombia demuestra una dramática realidad frente al abuso sexual en menores. https://gestarsalud.com/2020/06/26/colombia-demuestra-una-dramatica-realidad-frente-al-abuso-sexual-en-menores/.
  4. “La impunidad por violencia sexual en Colombia supera el 90 %”. https://www.ambitojuridico.com/noticias/en-ejercicio/penal/la-impunidad-por-violencia-sexual-en-colombia-supera-el-90.
  5. PFO Law Reform, a Crucial First Step towards Sentencing Sanity in Kentucky. https://heinonline.org/HOL/LandingPage?div=7&handle=hein.journals/kentlj97&id=&page=.
  6. Abuso sexual contra menores, ¿es viable la cadena perpetua? https://colombiacheck.com/investigaciones/abuso-sexual-contra-menores-es-viable-la-cadena-perpetua.
  7. Deterrence in the Twenty-first Century: A Review of the Evidence. https://www.semanticscholar.org/paper/Deterrence-in-the-Twenty-first-Century%3A-A-Review-of-Nagin/b0544487e89badd87900bf45ab9879cd6d75c630?p2df.
  8. Longer jail sentences do deter crime, but only up to a point https://www.economist.com/free-exchange/2016/03/29/longer-jail-sentences-do-deter-crime-but-only-up-to-a-point.

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