Pasión sin control

Con el nacimiento de las primeras barras organizadas, se abrió el camino para el surgimiento de las demás barras, al punto de que en la actualidad se podría afirmar que casi la totalidad de los equipos, pertenecientes a la primera división del fútbol profesional colombiano, poseen una barra brava

Pasión sin control

Columnista:

Jhonatan Alzate


El fútbol es el deporte más popular del mundo, se estima que lo practican unas 270 millones de personas y alcanza la cifra de 4000 millones de seguidores. A su vez, el espectáculo del fútbol es una verdadera fiesta en el cual existe un despliegue de colores, humo, papel picado, cánticos y banderas, que genera en quien la vive fascinación, euforia desmedida e incluso, en algunas ocasiones, enajenación de los sentidos.

Es precisamente a raíz de la pasión generada por dicho deporte, que las personas deciden ser hinchas de diversos clubes de fútbol y los apoyan no solo con su aliento, sino también con su economía, puesto que se dan a la tarea de comprar boletas, abonos, camisetas, accesorios, entre otros elementos propios de cada equipo. Existen, además, hinchas que manifiestan el fervor que sienten por su club perteneciendo a las llamadas «Barras» que, mediante expresiones como los cánticos, tatuajes alusivos y constantes viajes a diversas ciudades, apoyan a su equipo.

Históricamente, el grupo de los «hooligans» como se les conoce hoy, aparece en el panorama mundial en los años 80; por su parte, de las llamadas «Barras Bravas» en Sudamérica, específicamente en Argentina, se tienen datos desde 1958, caracterizados en un principio por ser grupos pequeños, con el paso del tiempo han crecido en número y beligerancia. Por su parte, en Colombia las primeras barras estructuradas en el país que adoptaron nuevas formas de comportamiento en los estadios para alentar a su equipo, surgieron en 1986 y 1987 con los Saltarines del equipo Santa Fe y Escándalo verde del Nacional, hacia 1991 se fundó la barra Blue Rain de Millonarios y posteriormente nació Comandos Azules.

Cabe resaltar que algunas de las barras más violentas que hoy existen en nuestro país nacieron cuando los equipos veían financiación de los capos del narcotráfico, pues eran ellos quienes costeaban el transporte, boletas y daban reconocimientos económicos a los barristas, además, en cierta medida dichos capos trasladaron sus guerras y disputas por controlar el narcotráfico, al enfrentamiento entre sus equipos y barras, es allí, cuando empieza a surgir el fenómeno de la violencia en el ámbito de las barras.

Con el nacimiento de las primeras barras organizadas, se abrió el camino para el surgimiento de las demás barras, al punto de que en la actualidad se podría afirmar que casi la totalidad de los equipos, pertenecientes a la primera división del fútbol profesional colombiano, poseen una barra brava; esto mejora sustancialmente el espectáculo en las tribunas, pues son en gran medida las barras las que generan la fiesta en los estadios, sin embargo, dicho carnaval se ha visto opacado por los diferentes actos de violencia que se han presentado entre las mismas.

La violencia entre barras bravas se ha vuelto, de manera infortuna, en una constante; noticias de peleas, heridos y hasta muertos, se ha vuelto pan de cada fin de semana. Con base en datos brindados por la Fiscalía General de la Nación, el Instituto Nacional de Medicina Legal y registros periodísticos, desde el año 2008 al 2020 se registraron 149 hinchas muertos por la violencia en el fútbol, esto sin contar las víctimas fatales de terceros que se han visto envueltos en riñas o disputas generadas por barristas y que lastimosamente los ha llevado a perder la vida; tal es el caso de Celeste, una bebé de un año que perdió la vida tras ser impactada por una bala perdida durante una batalla campal en la ciudad de Cali, hecho que generó consternación nacional. El suceso más reciente fue el que se presentó el pasado 22 de noviembre del año en curso, en el cual un joven de 28 años que trabajaba como mesero en la ciudad de Medellín murió producto de una puñalada durante una riña entre barras de equipos.

Es así, como a raíz de los ataques a buses, las peleas en carreteras, las riñas con machete e incluso la utilización de armas de fuego por parte de las barras bravas, que las autoridades han puesto su mirada sobre esta problemática y han optado por tomar medidas para mitigar dichos actos, tales como: la prohibición de la entrada a hinchadas visitantes, la ley seca a los alrededores del estadio e incluso en algunas ocasiones en toda la ciudad, el cierre de tribunas de manera parcial o del estadio en su totalidad, el aumento del pie de fuerza policial, entre otras medidas. Sin embargo, pareciera que todas estas disposiciones son tan solo paños de agua tibia, pues no solucionan la problemática de fondo.

Una solución de fondo propuesta para identificar y judicializar de manera individual a los causantes de delitos en el marco del fútbol, fue la carnetización de los hinchas para poder ingresar al estadio, sin embargo, esta medida no se dio como se esperaba, ya que si bien la Dimayor inició con el proceso de enrolamiento de los hinchas a mediados de 2017, se llegó a la cifra aproximada de 300 000 hinchas enrolados y hoy, 4 años después, es el momento en el cual nunca se ha exigido dicho carné para ingresar al estadio, situación que lo configura en una medida ineficiente e ineficaz y calificada por muchos de los hinchas que pagaron los 11 900 pesos por el carné de enrolamiento, como una «estafa».

La Dimayor responsabiliza al Estado por no adecuar los estadios con los respectivos dispositivos de lectura de carné e identificación de hinchas, a su vez, la respuesta de las administraciones municipales a cargo de los escenarios deportivos de fútbol, es que no sienten responsabilidad de invertir en infraestructura para un evento que, dentro de su lógica, es para el beneficio de un privado y no debe tener la inversión de la administración pública.

No es posible que las soluciones de fondo para mitigar la violencia en el fútbol se vean truncadas por falta de voluntad política y organización. El llamado, como siempre, es a la sensatez, al respeto y a la empatía, las autoridades tanto deportivas como estatales deben asumir su respectiva responsabilidad y proceder de manera concreta frente a estos actos, a su vez, las barras tienen la responsabilidad de actuar con sentido común y desarrollar el barrismo social que vienen adelantando ciertas barras en particular y algunas organizaciones, no se pueden perpetrar más muertes a causa del color de una camiseta, no se puede generar una pasión sin control.

 

Fuentes:

  1. Cañón, L. & Gracía, B. (2007). Estudio de Caso sobre el Fenómeno de Barras Bravas: una Mirada desde la Escuela. Universidad Católica & Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá. Disponible en: https://cursa.ihmc.us/rid=1PY1BZVZ8-1F9QB35-84F/pdf%20barra.pdf
  2. Caracol Radio. (10 de octubre de 2020). El lado oscuro del fútbol: 149 muertos en 12 años. Disponible en: https://caracol.com.co/radio/2020/10/10/deportes/1602331835_403417.html
  3. El Colombiano. (2021). ¿Qué pasó con el enrolamiento de hinchas? Disponible en: https://www.elcolombiano.com/deportes/futbol-colombiano/que-paso-con-el-enrolamiento-de-hinchas-CO15393221
  4. El Tiempo. (29 de septiembre de 2013). Las barras bravas y su origen. Disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13091277
  5. Ocampo, M. (2007). Barras de fútbol: violencia, identidad y territorialidad. Universidad Javeriana, Bogotá. Disponible en: https://www.javeriana.edu.co/pesquisa/barras-de-futbol-violencia-identidad-y-territorialidad/

 

Fotografía: cortesía de Pulzo.

Comparte:

Artículos relacionados