La economía naranja sin las naranjas

La desigualdad en Colombia solo se tapa durante las campañas presidenciales o locales, después de estas la vida vuele a estar sometida a la pobreza y el olvido de las necesidades de los habitantes de los territorios.

La economía naranja sin las naranjas

Columnista:

Lady Orozco

 

Todos recordamos las escenas vistas durante la última campaña presidencial. Los candidatos eran del pueblo y para el pueblo. No faltaba el sancocho, el tamal, el ladrillo  y demás. Lo típico. Pero hubo una que no la conocíamos: la naranja

Duque, el que se hace llamar presidente actualmente —pero que tiene casi que el mismo cargo que Guaidó— descrestó a la opinión pública presentando una propuesta que parecía prometer acabar con las brechas sociales que suscita la 4RI; tanto en la vida común como en la profesional. 

Hoy, a punto de terminarse su mandato, no se ven ni las naranjas, ni mucho menos una reducción de las brechas que hay, y eso fue demostrado con la pandemia. Un estudio hecho por el Dane reveló que solo la mitad del territorio colombiano tiene acceso a una conexión de Internet.

Es muy común el pensamiento de creer que el Internet no llega al campo, y si bien estos territorios son los más afectados, no se puede desconocer que incluso en lo urbano hay personas que no tienen cómo conectarse a un dispositivo. ¿Esa era la supereconomía naranja que vendieron en campaña?, ¿las naranjas eran para que Duque hiciera malabares en el estadio mientras visitaba algún país que quería conocer?

Hay territorios cercanos a las grandes ciudades capitales donde la conexión no llega. Una interpretación de cifras realizada por El Tiempo nos revela datos escandalosos, pero a la vez, nos devuelve a la realidad de la que habíamos intentado alejarnos, pero llegó el coronavirus y nos hizo recordarla: 

  • Bogotá-Cundinamarca registra que, de un total de 2 523 519 viviendas, el 25,44 % no tienen acceso a Internet. 
  • Itagüí, un municipio ubicado a 30 minutos de Medellín, registra 93 601 viviendas, de las cuales, 28,30 % no tienen acceso a una conexión de Internet. 
  • Una ciudad como Cali, que registra 692 275 viviendas, pero, a pesar de ser una de las capitales del territorio, el 28,67 % no tiene acceso a Internet.

Esos son solo algunos de los ejemplos para ilustrar que las grandes ciudades no se escapan de este desbalance que hay en cuanto a conectividad. ¿Y entonces qué está pasando con la educación que, debido a la pandemia, ha tenido que migrar a la virtualidad?

La falta de conexión no es el único problema, también nos enfrentamos a la falta de dispositivos digitales para acceder a este servicio. 

Según los estudios de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en colaboración con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), 826 millones de estudiantes no tienen ordenador y 706 millones tampoco acceso a internet en sus casas.

Si el acceso a la educación representaba un reto para las comunidades campesinas que estaban alejadas de sus escuelas, ahora la digital parece distanciarlos cada vez más de las aulas. Si bien se podría suprimir todo el trabajo que conlleva llegar a las instalaciones (ir a caballo, a pie, pasar ríos, zonas enlodadas y tener que salir incluso hasta 5 horas antes), la poca capacidad —o ganas— que tiene el Gobierno para llevar una conexión segura y constante al campo, hace que las brechas sean mucho más notables. 

Ni la ciudad ni el campo se escapan de esta desigualdad entre clases que se sigue gestando mediante un Gobierno que continúa representando solo a una clase de habitantes. 

Hoy, señor Duque, continúo segura de que su proyecto de economía naranja ni se entiende ni se ve implementado en la realidad colombiana. Usted se quedó con las naranjas y las usó para el circo que ha montado por «Gobierno»; ese, en el cual abrió campos para sus amiguitos de universidad. Vea, no sirvió para presidente, pero que buen amigo resultó siendo. 

 

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