La soberbia que acumula millas

Cuando funcionarios como el fiscal Barbosa tratan de justificar sus viajes de placer, aparecen la altivez, la desfachatez y la soberbia con la que quieren defender lo indefendible.

La soberbia que acumula millas

Columnista:

Álvarez Cristian

 

Mientras algunos en el país, todavía seguimos juiciosos en cuarentena buscando evitar un contagio propio y/o de nuestras familias, el fiscal Francisco Barbosa se fue de puente a San Andrés.

Sin empacho alguno, el hombre que se autodenomina portador del “segundo cargo más importante de la nación” admitió al referirse por “primera y única vez” al espinoso tema —tras justificar lo injustificable—, que sí, que él se había ido de viaje con su mujer (funcionaria adscrita a su compadre el contralor), su hija y una amiga de la menor.

En rueda de prensa Barbosa le restó importancia al asunto, ya que supuestamente ese viaje a San Andrés para su hija y la amiga lo pagó él de su propio bolsillo y, que siendo honesto, ni su hija ni los demás acompañantes de su comitiva salieron del hotel, pese a que hay una foto que desmentiría esto.

Si bien Barbosa señaló que con las explicaciones brindadas le resulta suficiente para dar el tema de San Andrés concluido, nada ha dicho el “amiguis de Duque” sobre otro presunto viaje que se realizó en el avión de la Fiscalía hacia Miami, Florida, tal como lo reveló el medio periodístico Cuestión Pública.

 

¿El poder para qué?, ¡pues pa' poder!

La actitud de Barbosa no es de extrañar. Larga es la fila de funcionarios colombianos que al llegar a un cargo de cierta importancia sienten que tocan el cielo con las manos, levitan sobre los mortales y piensan que sus puestos son una especie de patente de corso para abusar del poder que ostentan.

Vale esta oportunidad para recordar a otros célebres viajeros como el exalcalde y exgobernador de Antioquia Luis Pérez Gutiérrez que, durante su Alcaldía, no se perdía “la movida de un catre” por fuera de tierras antioqueñas.

En el año 2003, Gutiérrez aprovechó un viaje a la Guajira para la consolidación del Parque Eólico de EPM en el Cabo de la Vela, y por ahí derecho se dio una vueltica —con sus funcionarios, algunos secretarios y sus bellas acompañantes— que incluyó visitas a Barranquilla, Cartagena y San Andrés.

El en ese entonces alcalde Luis Pérez Gutiérrez muy bien acompañado en un “arduo viaje de gran importancia para Medellín” a la costa Norte de Colombia en 2004. Imágenes tomadas de http://victorsolano.blogspot.com.

 

El costo del itinerario de ardua labortuvo un valor de 111 millones de pesos de la época, el cual incluyó vuelos chárter y el alojamiento de la real comitiva, tal como lo denunció en ese entonces la extinta revista Cambio.

Lo importante del viaje es que Gutiérrez pasó muy bueno —como lo demuestran las fotos—.

 

Ganan por punta y punta

El año pasado, la Cámara de Representantes firmó un contrato con la empresa Subatour S.A., por 7500 millones de pesos, para otorgarles tiquetes aéreos nacionales e internacionales a los congresistas colombianos.

Los congresistas, por ley, tienen derecho a que se les dé un tiquete de ida y vuelta cada semana; o sea cuatro recorridos al mes. Pero cuando estamos en receso, se les da un tiquete de ida y vuelta mensual. Y los senadores pueden decirle a la Secretaría que en un determinado mes quieren hacer cambio del destino de los tiquetes, e ir a cualquier ciudad o región que quieran, le explicó el secretario del Senado, Gregorio Eljach, al portal www.kienyke.com en 2015.

Esta gabela le permite a nuestros honorables congresistas disfrutar de viajes prácticamente ilimitados, no solo por el país, sino por el mundo. El único requisito para hacer uso de este regalo de nosotros los contribuyentes es tener una excusa, por muy tonta que esta sea.

Por ejemplo, en 2015, los senadores del Centro Democrático Álvaro Uribe y María del Rosario Guerra, tenían previsto viajar a Europa, México y Estados Unidos para atender “algunas invitaciones especiales”.

De acuerdo con la senadora Guerra, la invitación que han recibido los uribistas es a un “foro sobre temas políticos” en Europa. ‘Vamos a compartir en Bruselas, Berlín y Frankfurt con homólogos sobre temas de importancia de la vida política colombiana’, dijo la vástaga más visible del Clan Guerra —cuestionado por corrupción y parapolítica— a El Tiempo.

 

El presidente viajero

Otro inolvidable político que estuvo a punto de quitarle el puesto al afamado cronista de viajes Héctor Mora, al que muchos catalogan como el colombiano con más millas acumuladas en nuestra historia reciente, es el cuestionado expresidente Andrés Pastrana.

Mientras que Juan Pablo II, catalogado como el papa viajero, realizó 104 viajes durante sus 26 años de pontificado, el hijo de Misael Pastrana realizó 57 en sus cuatro años de Gobierno.

Y eso que no estamos contando los que hizo junto al pedófilo Jeffrey Epstein a su paraíso privado de placeres ilegales, esos que el mismo Andrés Pastrana niega a muerte.

 

¿De qué viajes me hablas, viejo?

Por último y, para no desentonar con la actualidad de Colombia, tenemos a nuestro afamado presidente-presentador Iván Duque, quien hasta marzo de 2020 ya llevaba 23 viajes al exterior. ¡Va con toda a quitarle el puesto a Pastrana!

El periplo internacional más escandaloso que tuvo, el recién posesionado Duque, fue su visita a la Ciudad del Vaticano para tener audiencia papal en octubre de 2018.

Pese a que era una visita oficial entre dos jefes de Estado, en un acto de soberbia y ordinariez digno de nuestro actual soberano, Duque se presentó con su esposa, sus tres hijos, su mamá, su hermano y su suegra. También llevó a su mejor amigo (que fue con la esposa y la hija), al ministro de Comercio (¿pa' qué?) y al siempre deleznable Carlos Holmes Trujillo.

A la lista de impresentables e incómodos invitados hay que sumar a “Julito, no me cuelgues”, invitación con la que quedó sellada su proximidad y genuflexión al régimen duquista.

Y el otro viaje, aunque de carácter nacional, fue el que se realizó a Panaca en febrero de este año.

De acuerdo con Semana, el viernes 7 de febrero despegó el focker 002 de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) rumbo a Quindío. La aeronave oficial fue abordada por 19 personas, entre ellas, la esposa del presidente Duque y sus hijos; así mismo, cuatro mujeres en calidad de invitadas, cada una de ellas con sus hijos, todos menores de edad.

Desde la “Casa de Nari” desestimaron el hecho indicando que como el viaje no fue en el Fuerza Aérea 001, sino en el 002, el asunto no era digno de “tanto escándalo”. “En el avión nunca viajaron personas solas. Tampoco se le prestó el avión a particulares”, dijeron en ese tiempo desde la Presidencia.

Infortunadamente para nuestro adiposo presidente, debido a la COVID-19, la agenda viajera del mandatario está pospuesta, por lo que Andrés Pastrana respira un poco más tranquilo al no ver peligrando su récord… por ahora.

 

La soberbia que acumula millas

Aparte de los tantos viajes de placer camuflados en “asuntos de extrema importancia para la nación”, lo que llama la atención de estos descarados funcionarios es la altivez, desfachatez y soberbia con la que justifican lo injustificable.

Es como si al hacerles el reclamo por sus abusos, antes les saliéramos a deber, pues su lógica de ungidos de poder es que no pueden comportarse como gente honorable —que por más azar del destino que por capacidades— ostentan un cargo de importancia nacional.

O, resumiendo el asunto, como lo dijo el exvicepresidente Angelino Garzón, es que “las dignidades del Estado, no pueden andar como zarrapastrosos”.

Lo último que se supo del viaje de Barbosa, es que en su afán por disimular el paseo se reunió con funcionarios de la isla que resultaron positivos para COVID-19. ¿Será que un contagio resultaría castigo justo a su desfachatez? Sinceramente, no lo creo.

 

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