'Matarife', los vestigios de un país convertido en fosa común
Esta serie se convierte en un nuevo instrumento, dejando durante todos sus 50 capítulos, los vestigios de una Colombia convertida en una fosa común.
Columnista:
Néstor Niño
Un congresista descalificado y un fascinante delator, hacen parte del convulsionado escenario nacional, que va dejando morir los días entre la desesperanza de un Gobierno acéfalo y el fastidio del encierro y del hambre en los tiempos de la COVID-19. Al mejor estilo de una producción de Netflix, emerge un documental inesperado en su aceptación y difusión general para el expresidente caballista, a quien no se le riega el tinto montando caballos finos, menos se le podría escapar de las manos una acción de la fiera oposición política, que hoy parece recordarle que mientras él se deshace en su vejez y, en el fermento natural de los odios, una nueva generación ávida de sueños, pugna por construir un país con una configuración socioeconómica, socioambiental y sociopolítica muy distinta del histórico conocido, expresando en todos los escenarios existentes un no rotundo al uribismo. Hoy millones de personas han visto este trabajo audiovisual y han dado opiniones favorables, infiero que desacreditan aún más al deslustro reyezuelo antioqueño, otrora poderosa e inamovible figura nacional.
Todo parece indicar que los contenidos de esta producción audiovisual y anclada única y exclusivamente a las matrices de las redes sociales, presentaría información ya muy conocida de la marisma turbulenta que rodea la vida de este senador, pero llama la atención, según la opinión nacional, su orden impecable de los temas y su objetividad informativa y periodística; esto por lo menos en su primer capítulo que tan solo duró 6 minutos, logrando en dos días más suscriptores en YouTube que la mayoría de medios informativos nacionales en varios años, no obstante, también se comenta en el calcinante ambiente virtual, que tan ceñido primer capítulo del documental, liberó más información que la que medios conocidos como RCN y Caracol habían expuesto sobre los mismos temas. Como ejemplo podríamos citar el caso del Nogal, el cual era un hecho que se conocía de manera cicatera y muy estilizada, casi manipulado con herramientas quirúrgicas por la prensa, hasta que ocurrió el repudiable atentado terrorista perpetrado por las FARC, la noche del 7 de febrero del 2003 a las 8 y 11 minutos, que acabó con la vida de 36 inocentes.
Posterior al terrible suceso, se ventiló que reuniones entre miembros del Gobierno y los grupos paramilitares eran comunes, convirtiendo al club en la segunda Casa de Nariño, también se afirma que desde allí se planearon varias operaciones militares y que estas acciones pusieron en riesgo a los moradores al margen de estas actividades, pues su lugar de reposo se convirtió en objetivo militar de los subversivos.
Otro aspecto importante y, que fácilmente nos podría generar suspicacias, es el caso de Jaime Quiñónez, ciudadano oriundo del departamento del Meta, quien 16 días antes del atentado, advirtió a las autoridades sobre la acción que pretendía efectuar la guerrilla; sin embargo, la investigadora del CTI, Helena Zorrilla, recibió la denuncia y la trasladó al extinto DAS y se exilió por amenazas contra su vida, según versiones de algunas víctimas del trágico capítulo; pero las suspicacias vienen cuando días después del atentado, aprovechando el acalorado rechazo ciudadano ante los hechos terroristas, el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez tramita el estatuto anticorrupción, que le otorgaba controvertibles herramientas de operatividad a la Fuerza Pública, como allanamientos, interceptaciones y registros sin orden judicial; hoy coincidimos que toda esta orgía lujuriosa del poder, hubiera agravado aún más a una Colombia de rodillas por la violencia, si recordamos el escabroso capítulo de los 'falsos positivos' develado en los tiempos postreros.
Es determinante que el exparamilitar Salvatore Mancuso de ser admitido en la JEP, confiese con más detalle si realmente desayunaba huevos en cocotte con pan francés y disfrutaba del café por las mañanas desde este icónico sitio del jet set bogotano, el mismo lugar, donde la hoy vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, quien para las fechas fungía como ministra de Defensa, dormía plácidamente y comía a manteles con la selectividad de los invitados, sin dudarlo, ¡Todos ellos uribistas!
La serie también menciona “El Nogalito”, término con el que el autor de la serie 'Matarife', Daniel Mendoza, sorprende, describiendo los privilegios dentro de la cárcel La Picota, a favor de la clase política corrupta y narcoparamilitares, hay que agregar que en parte son los condenados del Carrusel de la contratación, Agro Ingreso Seguro, Yidispolítica, Cartel de la toga y Odebrecht… “La mayoría de aquellos vándalos perfumados, que destrozan la ley a pedradas y entran en las arcas públicas a tragárselo todo”, así de forma certera y concisa lo define el mismo Mendoza. Así que robusteciendo parte de lo dicho en el capítulo 1 de 'Matarife', diremos que en un informe reservado del INPEC del 7 de julio de 2015 y en nota del periódico El Tiempo para la fecha del 8 de julio del mismo año, señala que una comisión de la Policía Judicial, tuvo que llevar un cerrajero para abrir y cambiar cerraduras del Ere Sur de La Picota, zona conocida como el pabellón de los parapolíticos, para recuperar 22 celdas que eran usadas de forma irregular por estos reclusos. Es oportuno mencionar que esta circunstancia salió a la luz, por el escándalo que generó el intento de Emilio Tapias por remodelar su celda, de igual forma decir, que por esta investigación fue separado de su cargo el subdirector Miguel Ángel Mota. Con todo, licores, neveras, televisores, jamones importados, prostitutas, música estridente, apuestas millonarias en acalorados alborotos y hasta una oficina jurídica funcionaba en la zona, como parte de la extravagancia absurda, derivada de los círculos del poder de los exclusivos delincuentes.
¿Pero quién es Daniel Emilio Mendoza Leal? ¿Cómo alguien que no figuraba en el radar de los medios informativos engreídos y dominantes de la opinión nacional, logra conquistar la atención de millones de personas en Colombia y en otros países? ¿Cómo alguien que hace parte de las élites se convierte en la oveja negra, en el renegado y en el paria de esta exclusiva y privilegiada sociedad? Pues precisamente debemos empezar por aquí, ya que esta simbiosis de carácter y personalidad van de la mano con la enorme sensibilidad que envuelve a muchos nacionales, fatigados por el esclavismo institucional que padecemos y de ver cómo se apalea al inerme y se protege al bandido y al hampón, ciudadanos cansados de empeñar toda nuestra existencia para acceder a una vivienda digna, de ver padres que envejecen ante el reflejo del espejo, que los acusa de haber fracasado en la educación y en el proyecto de vida de sus hijos, de abuelos desesperanzados mirando por el cristal de las ventanas cómo se mueren las tardes y los buenos tiempos se desfiguran, de madres envejecidas vendiendo bombones, dulces y cigarrillos en las esquinas, por el solo instinto de alimentar a su familia; todos en la lucha generalizada de los sin apellido y sin fortuna, huyendo de la sentencia de no tener dónde morirse.
En síntesis, son estas las causas que han fructificado en muchos delatores heroicos e irreverentes, en figuras relevantes y valientes como Gonzalo Guillén, Julián Martínez, Diana Zuleta y Beto Coral y otros tantos, que lamento no mencionar, pero que en el universo de las redes sociales, luchan con la única arma existente de la reflexión, basada en la transformación del pensamiento nacional. Por lo dicho se me antoja señalar, que los colombianos ya podemos separar por sus actos al periodismo nómina de Luis Carlos Sarmiento Angulo y su clase política de bolsillo, de la prensa veraz y honesta, que redunda en la defensa de los más vulnerables. También podemos admitir que somos una entropía sociológica, pero igual somos una mayoría, que día tras día encuentra las coincidencias y similitudes necesarias, que nos llevarán a ser una masa uniforme e inderrotable por los esclavistas de la patria.
Por lo demás Daniel Emilio Mendoza Leal es un abogado penalista y escritor, que sufrió siendo un niño con la separación de sus padres, que se enamoró perdidamente de la empleada del servicio, aprendiendo de ella la triste realidad de la pobreza y que vomitó con repulsión todo lo que su círculo elitista le había enseñado sobre el mundo y sus perversiones. Sí, él no es un reclamante por no tener dinero, él es un reflexivo revolucionario de la injusticia social, por ende, 'Matarife' se convierte en un nuevo instrumento de los oprimidos y seguirá su curso y peregrinaje por el camino de la conciencia humana, dejando durante todos sus 50 capítulos, los vestigios de una Colombia convertida en una fosa común y de rodillas por una clase política perversa e incapaz, de traducir el lenguaje ciudadano que busca, reclama y pide a gritos la paz.
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Muy buen análisis este articulo , la verdad en la academia, a todo nivel deberían permitir leer estos artículos, para que todas las nuevas generaciones se den cuenta en que país vivimos !!! - ANDREA MORALES
Interesante artículo, basado en una realidad palpable que un ciego lo vería y la ignorancia de los militantes de cierta secta política se niegan aceptar, pero es una realidad que debemos asumir. Las nuevas generaciones agradecerán enterarse de esta realidad. - Valeria Niño Vargas
Excelente documento, ya es hora de poner en evidencia esa realidad y ahora resta esperar que la justicia haga su trabajo; este artículo ojalá sirva para sacudir a tanto dormido y convencido. - Maria Vargas
Excelente documento, ya es hora de poner en evidencia esa realidad y ahora resta esperar que la justicia haga su trabajo; este artículo ojalá sirva para sacudir a tanto dormido y convencido. - Consuelo Vargas
Nota con mucho contenido. Imparcial y veraz. Las cadenas mediáticas de los grandes expuestas y se entiende el manejo que transmiten.Se entiende porqué los Periodistas que lo SON, tienen que renunciar al no poder ceñirse al vertedero de mentiras y distracciones. Y también se entiende el asesinato de los que hacen caso omiso a callar. - ricardo piñeros v.
Felicitar al autor de semejante artículo que nos ilustra con palabras claves el accionar de esta corporación criminal y nos muestra una visión muy diferente de la realidad. - Lenny
Estoy de acuerdo en que la serie parece interesante, se hace eco de denuncias ya expresadas sobre las actividades del ex presidente uribe, sinembargo hasta este momento(capitulo 3) no se aporta ninguna prueba nueva,concluyente e irrefutable de dichas actividades criminales.Advierto que, de no aparecer estas pruebas, la serie lastimosamente pasara a engrosar la abultada bibliográfia de denuncias sin sustento legal probatorio. Y conste que no soy uribista. - Omar