Columnista:

Ían Schnaida

Faltan dos años de mandato presidencial del Centro Democrático y parece que apenas comienza a dimensionarse la magnitud del escándalo por la compra de votos del testaferro del narcotráfico, ‘Ñeñe’ Hernández Aponte, a favor de la campaña de Iván Duque Márquez, segundo amparado oficial del expresidente Uribe Vélez. 

Antes que nada, dejar claro que, si bien Caracol Noticias sacó ayer cierta información referente a este tema, jamás dio los créditos a los autores de tales revelaciones. Es decir, se autonombraron dueños de la exclusiva ante su público, aún cuando sigue siendo mérito de los periodistas independientes Gonzalo Guillén y Julián Martínez, así como del abogado Miguel del Río, quienes han sabido darle uso a su tribuna de La Nueva Prensa. 

Los recientes audios que conocemos, respecto a la compra de votos del uribismo en la segunda vuelta presidencial, mostrarían que el fraude electoral coordinado por el ‘Ñeñe’ en La Guajira, a favor del Centro Democrático, se habría extendido también a Santander, con ayuda de la empresaria Sandra Isabel Aguilar. También se habría dado en Cesar y, por ahora, ignoramos a qué otros lugares, pues en las conversaciones se entrevé la relación que existía entre Iván Duque y el ‘Ñeñe’, pese a que el hoy presidente lo niegue tres veces, como Judas. 

—“Tengo que hablar con él [Duque], yo necesito hablar con él, yo le voy a dar tu teléfono” —le dijo el ‘Ñeñe’ a Sandra Aguilar ante su pedido de ayuda con unos votos que estaban por definirse y que ella quería encausar bien.

Es más, algunos de esos votos fueron en primera vuelta por Sergio Fajardo, probablemente también comprados por cómo se intuye en el desarrollo de la conversación, y Aguilar, conociendo la cercanía del ‘Ñeñe’ con la campaña uribista, lo buscó con urgencia. 

—De todas formas,—decía Aguilar— a mí me interesa mucho ahorita este tema porque, tú sabes yo voté por Duque de las personas que yo conozco y estas personas, que yo he trabajado con ellos [sic], tienen grupos grandes entonces son de esos que han votado: unos votaron por Fajardo, ahí entonces pues esa gente quiere direccionarla con Duque, y yo estoy pendiente de eso, y ayúdame…

—Gracias —respondió ‘Ñeñe’—. Yo voy a ir a Bogotá para ver con quién se puede hablar de eso en Bucaramanga. ¿Oíste?

 —Pero acuérdate que necesito hacer eso, mi vida, cuánto antes, para que la gente no los paguen [sic] por otros lados.

— No, no, no, ya voy a hacer la vuelta.

Como se puede observar, la preocupación de Sandra Aguilar era que los posibles votantes, que seguramente llegaron a la campaña uribista, fueran comprados por la otra parte. Y el ‘Ñeñe’ le anunció que se encargaría de esa ‘vuelta’ en Bogotá, donde lo más probable es que se haya reunido con Iván Duque. Quizá de uno de estos encuentros tan idílicos, cuando el ‘Ñeñe’ llegaba con la buena nueva de los votos por toneladas, fue que salió la fotografía donde el candidato tiernamente le sobó la barriga a su jefe de campaña en las sombras.  

¿Qué tiene que ver Vicky en todo esto?

En otro audio, revelado por el abogado Miguel del Río en Semana en vivo, con María Jimena Duzán, al ‘Ñeñe’ lo llama Janeth Zuleta, una de ‘Las Duquesas’, directamente desde la casa de Luis Gnecco —suegro de Vicky Dávila— para pedirle dinero que sería destinado a asegurar unos votos en Valledupar. 

En el audio se escucha que Zuleta quiere conversar personalmente con ‘Ñeñe’ para “resolver unas necesidades sobre unos votos, una gente que necesita salir a votar, que allá en la sede no nos han resuelto”. ‘Ñeñe’ le dice que vaya a su casa y ella afirma que sale para el lugar con una de sus “compañeras”.

De acuerdo con el abogado del Río en sus declaraciones a Semana, este audio es del 27 de mayo de 2018. “Falta poco para que se terminen las votaciones y hay una necesidad de una de las ‘duquesas’ de Valledupar por tratar de que un último grupo salga a votar. Entonces es ahí que entra esta llamada de esta persona de apellido Zuleta hacia el Neñe Hernández donde tiene la necesidad de transportar todos estos votantes, porque lo está cogiendo el tiempo”.

Entonces uno también entiende la actitud benevolente y servicial de Vicky Dávila para con el uribismo, pues su familia política, al aparecer, también estaría involucrada en la compra de votos que llevó al poder a Iván Duque. ¿O fue acaso que ‘Las Duquesas’ estaban de paseo por la casa de los Gnecco y se les ocurrió llamar al ‘Ñeñe’ para concretar una compra de votos? 

De ahí que no sean extrañas las columnas lambonas que Dávila le ha dedicado al expresidente Uribe y al presidente Duque en sí, o a sus cercanos, como la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, que ahora será atenida oficial por decreto gracias a la Alta Consejería Vicepresidencial que le otorgaron. 

Iván y ‘Ñeñe’, los parceros 

Estos audios fueron engavetados por la Fiscalía durante casi dos años. Es entendible. En ellos queda plasmada, un poco más, la verdadera relación que existía entre la campaña del uribismo y el testaferro del narcotráfico, que algunos osan llamar ganadero a secas.

El ‘Ñeñe’ estaba ahí y muchas personas lo sabían, desde diferentes partes del país. No es casualidad que fuera al ‘Ñeñe’ a quien llamaban cuando necesitaban asegurar la compra de votos. En últimas, era un billonario con intereses políticos, y billonario no precisamente por la crianza de ganado, lo que daría por sentado que muchos de esos votantes de Duque en segunda vuelta fueron comprados con dineros de la mafia y el narcotráfico. Incluso algunos fueron en remate, porque con solo 50 000 mil pesitos la gente ya se iba a almorzar y a pensar su voto. 

El ‘Ñeñe’ era como la narcoalcancía del uribismo en campaña. ¿Había votos indecisos en algún territorio? Pues llamen al ‘Ñeñe’ que él se encarga de gestionar o poner en contacto con quién está coordinando tal y cual sector.  

Aunque, el presidente insista en negarlo, es inverosímil que alguien dedicado a ganar dinero fácil estuviera invirtiendo cantidades ingentes de dinero en una campaña, a espaldas del beneficiado. ¿Acaso el que invierte no quiere ganar réditos? Es como la congresista María Fernanda Cabal, que tiene a dos personas en la cárcel porque se atrevieron a comprar votos para ella sin su conocimiento, aún cuando tiene fotografías en campaña con uno de los personajes en cuestión. 

En todo caso, estamos en Colombia, por ende lo que nos queda es seguir haciendo eco de estas denuncias para que más personas se enteren de la realidad y de la corrupción que permea el partido de Gobierno, a quienes incluso les anuncian con antelación los procedimientos de allanamiento. Quién lo creyera.